Las 10 mejores anécdotas de Bilardo
Desde el famoso bidón de Branco hasta el Gatorei-champagne que tomó en el Monumental. Las historias más recordadas de su época de DT.
“¿Vale ganar a cualquier precio?”, le preguntó hace un tiempo un periodista a Carlos Salvador “No”, respondió el hoy manager de selecciones nacionales. Inmediatamente, la repregunta vino por el lado del famoso “bidón de Branco”. La respuesta, nuevamente, fue negativa. Con la historia del agua contaminada confirmada por casi todos sus protagonistas y con un tendal de anécdotas que avalan la afirmación, no resulta exagerado afirmar que el estilo bilardista es aquel que reza que casi, casi cualquier cosa vale para alcanzar el triunfo. Aquí, las 10 mejores historias de Bilardo como DT.
Bilardo nunca desaprovechó oportunidad para ver cómo sacar ventaja táctica frente a sus adversarios. Siendo DT de Selección, uno de sus jugadores festejó su casamiento, al que acudieron gran cantidad de jugadores de diferentes países. En un momento, el Narigón mandó a llamar a Ricardo Gareca“¿Ves ese tipo que está bailando allá?”, le dijo, en referencia a un defensor italiano. “Andá y parate al lado”, agregó. “¿Para qué?”, preguntó el delantero. “Porque quiero ver quien es más alto para los centros”, remató el DT.
La obsesión es un claro aspecto bilardista, y el aprovechamiento de todos los estados, incluso el del sueño, también. En la preparación para la final del Mundial ’86 contra los alemanes, Bilardo le asignó la marca de Rummenigge a Rugeri. No le alcanzó con los entrenamientos para que al Cabezón le quede claro: durante una semana entró, de madrugada, a la habitación del defensor para preguntarle mientras dormía “Ruggeri, ¿a quién marcás?”.
A la hora de reclutar jugadores, Bilardo tenía algunas técnicas llamativas. Eran tiempos de armar el grupo para el Mundial ’86 y Julio Olarticoechea, cuenta la historia, no quería formar parte del plantel. Un día, el Vasco iba en su auto por la autopista cuando, en un peaje, un auto le empezó a tocar bocina y a hacer luces desde atrás. Dispuesto al insulto, Olarticoechea se sorprendió al comprobar que el conductor molesto no era ni más ni menos que Bilardo, que le gritó “seguíme”, lo llevó hasta una plaza y le dio una charla técnica con una piedra y un dibujo en un paredón.
Ser nuevo en un equipo no es fácil. Así lo entendió siempre Bilardo, y pergeñó diferentes técnicas para aclimatar jugadores. Cuando goicoechea ingresa a la Selección, el encargado de ayudarlo a adaptarse fue Ruggeri. “Que no te extrañe que Carlos te llame a la noche y te cite en algún lado”, le advirtió el Cabezón a la futura figura del equipo. Días más tarde, el llamado efectivamente llegó, y Bilardo lo citó a la medianoche en una plaza. Al llegar y ver que el DT estaba con cinco jugadores más y una roda de autos que iluminaban un sector, Goyco preguntó: “Carlos ¿para qué hacemos esto?”. “Para ver si sabés atajar de noche”, fue la respuesta.
La obligación de ganar y el desmérito de volver con las manos vacías son dos ideas claras del estilo bilardiano. Antes del viaje a México, donde aterrizó un mes antes del campeonato, el Narigón le dijo a sus jugadores: “Muchachos, en la valija pongan dos cosas: un traje y una túnica. el traje es por si ganamos el Mundial, y la túnica es por si perdemos en primera ronda ¡y nos tenemos que ir a vivir a Arabia Saudita!” Algo semejante ocurrió en el ’90. Tras la derrota del equipo contra Camerún en el debut mundialista, Bilardo advirtió al equipo: “¡Si perdemos contra Rusia, le pagamos un paracaídas al piloto y manejo yo el avión hasta que nos estrellemos!”
Los récords son los récords, y si es cuestión de ser el único en algo, Bilardo no deja pasar la oportunidad. Así ocurrió el 28 de marzo del ’90, cuando el equipo argentino estaba casi por superar el tiempo la marca del mayor tiempo de un equipo sin anotar un tanto. El encargado de contar la anécdota fue Jorge Valdano, que recordó a su por entonces DT decir, en la previa al partido contra Escocia en Glasgow: “No se le ocurra meter un gol antes de los seis minutos porque nos quedamos sin récord. Nosotros tenemos que estar en todas las conversaciones, en las buenas y en las malas. Después de los seis minutos hagan lo que quieran”.
Bilardo nunca quiso hablar del tema, siempre con una rotunda negativa ante cada consulta en vano. El secreto se mantuvo por ocho años, hasta que el Pepe Basualdo lo confirmó y diego en un programa de TV, repasó la jugarreta. El caso del “Bidón de Branco” remite al encuentro entre Argentina y Brasil en Italia ’90. En un alto del encuentro, varios jugadores se acercaron al banco y Miguel Di Lorenzo, más conocido como Galindez, ofreció bidones con agua. A Claudio Ibrahim Vaz Leal, más conocido como Branco, le dio un bidón especial. “Tomé y me sentí atontado”, dijo luego el jugador. Todos intuyen que el agua estaba contaminada con somníferos.
Corría el año 2004, muchos años después del campeonato y el subcampeonato mundial, y Bilardo, DT de su querido Estudiantes volvió a hacer de las suyas. El Doctor fue de visitante al Mudomental salió a la cancha, desplegó una reposera y sacó a relucir un balde con una botella de champán y una copa. Con el trago en la mano, en el entretiempo apareció la policía y un fiscal para labrar un acta, ya que está prohibida la ingesta de alcohol en espectáculos deportivos. Luego de hacer lacrar la botella, el Doctor disparó una de sus frases más recordadas: “Tengo 50 años de cancha, no tiene bebida alcohólica, tiene gatorei (sic)”.
Bilardo nunca desaprovechó oportunidad para ver cómo sacar ventaja táctica frente a sus adversarios. Siendo DT de Selección, uno de sus jugadores festejó su casamiento, al que acudieron gran cantidad de jugadores de diferentes países. En un momento, el Narigón mandó a llamar a Ricardo Gareca“¿Ves ese tipo que está bailando allá?”, le dijo, en referencia a un defensor italiano. “Andá y parate al lado”, agregó. “¿Para qué?”, preguntó el delantero. “Porque quiero ver quien es más alto para los centros”, remató el DT.
La obsesión es un claro aspecto bilardista, y el aprovechamiento de todos los estados, incluso el del sueño, también. En la preparación para la final del Mundial ’86 contra los alemanes, Bilardo le asignó la marca de Rummenigge a Rugeri. No le alcanzó con los entrenamientos para que al Cabezón le quede claro: durante una semana entró, de madrugada, a la habitación del defensor para preguntarle mientras dormía “Ruggeri, ¿a quién marcás?”.
A la hora de reclutar jugadores, Bilardo tenía algunas técnicas llamativas. Eran tiempos de armar el grupo para el Mundial ’86 y Julio Olarticoechea, cuenta la historia, no quería formar parte del plantel. Un día, el Vasco iba en su auto por la autopista cuando, en un peaje, un auto le empezó a tocar bocina y a hacer luces desde atrás. Dispuesto al insulto, Olarticoechea se sorprendió al comprobar que el conductor molesto no era ni más ni menos que Bilardo, que le gritó “seguíme”, lo llevó hasta una plaza y le dio una charla técnica con una piedra y un dibujo en un paredón.
Ser nuevo en un equipo no es fácil. Así lo entendió siempre Bilardo, y pergeñó diferentes técnicas para aclimatar jugadores. Cuando goicoechea ingresa a la Selección, el encargado de ayudarlo a adaptarse fue Ruggeri. “Que no te extrañe que Carlos te llame a la noche y te cite en algún lado”, le advirtió el Cabezón a la futura figura del equipo. Días más tarde, el llamado efectivamente llegó, y Bilardo lo citó a la medianoche en una plaza. Al llegar y ver que el DT estaba con cinco jugadores más y una roda de autos que iluminaban un sector, Goyco preguntó: “Carlos ¿para qué hacemos esto?”. “Para ver si sabés atajar de noche”, fue la respuesta.
La obligación de ganar y el desmérito de volver con las manos vacías son dos ideas claras del estilo bilardiano. Antes del viaje a México, donde aterrizó un mes antes del campeonato, el Narigón le dijo a sus jugadores: “Muchachos, en la valija pongan dos cosas: un traje y una túnica. el traje es por si ganamos el Mundial, y la túnica es por si perdemos en primera ronda ¡y nos tenemos que ir a vivir a Arabia Saudita!” Algo semejante ocurrió en el ’90. Tras la derrota del equipo contra Camerún en el debut mundialista, Bilardo advirtió al equipo: “¡Si perdemos contra Rusia, le pagamos un paracaídas al piloto y manejo yo el avión hasta que nos estrellemos!”
Los récords son los récords, y si es cuestión de ser el único en algo, Bilardo no deja pasar la oportunidad. Así ocurrió el 28 de marzo del ’90, cuando el equipo argentino estaba casi por superar el tiempo la marca del mayor tiempo de un equipo sin anotar un tanto. El encargado de contar la anécdota fue Jorge Valdano, que recordó a su por entonces DT decir, en la previa al partido contra Escocia en Glasgow: “No se le ocurra meter un gol antes de los seis minutos porque nos quedamos sin récord. Nosotros tenemos que estar en todas las conversaciones, en las buenas y en las malas. Después de los seis minutos hagan lo que quieran”.
Bilardo nunca quiso hablar del tema, siempre con una rotunda negativa ante cada consulta en vano. El secreto se mantuvo por ocho años, hasta que el Pepe Basualdo lo confirmó y diego en un programa de TV, repasó la jugarreta. El caso del “Bidón de Branco” remite al encuentro entre Argentina y Brasil en Italia ’90. En un alto del encuentro, varios jugadores se acercaron al banco y Miguel Di Lorenzo, más conocido como Galindez, ofreció bidones con agua. A Claudio Ibrahim Vaz Leal, más conocido como Branco, le dio un bidón especial. “Tomé y me sentí atontado”, dijo luego el jugador. Todos intuyen que el agua estaba contaminada con somníferos.
Corría el año 2004, muchos años después del campeonato y el subcampeonato mundial, y Bilardo, DT de su querido Estudiantes volvió a hacer de las suyas. El Doctor fue de visitante al Mudomental salió a la cancha, desplegó una reposera y sacó a relucir un balde con una botella de champán y una copa. Con el trago en la mano, en el entretiempo apareció la policía y un fiscal para labrar un acta, ya que está prohibida la ingesta de alcohol en espectáculos deportivos. Luego de hacer lacrar la botella, el Doctor disparó una de sus frases más recordadas: “Tengo 50 años de cancha, no tiene bebida alcohólica, tiene gatorei (sic)”.
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